650 familias reclaman lo que la dictadura les confiscó, que hoy equivaldría a 620 millones
Joaquim Aragonès recuerda a su padre. Quedó gravemente incapacitado en un accidente al ponerse a trabajar de electricista después de que, como miles de familias, se viera obligado a ceder los billetes que circulaban durante la República, dejándolo «en la más absoluta de las miserias», atestigua su hijo. «Si hubiese tenido lo que Franco le robó, probablemente no habría tenido que buscarse aquel trabajo, porque lo suyo era el campo», piensa Aragonès. Su madre también tuvo que desprenderse de su dinero; en total, a la familia se le decomisó unas 9.000 pesetas.