El bando golpista exigió la entrega de todo el dinero republicano a partir de 1936 y dio a cambio unos recibos que en algunos casos conservan las familias
El 13 de julio de 1939, tres meses después de terminar la Guerra Civil, Emiliano Rodríguez, vecino de Cabesamesada (Toledo), fue a casa de su hermano. «Trae todo el dinero que tengas», le pidió. Lo colocó junto al suyo propio y al de su padre y se fue al ayuntamiento del pueblo. Allí entregó los tres fajos de billetes a las autoridades franquistas, que le devolvieron sendos recibos a cambio. Guardó el suyo y el de su padre, por valor de 9.000 y 9.500 pesetas, respectivamente. Cuando le dio a su hermano el que le correspondía, éste lo quemó.